lunes, 29 de enero de 2007

etiologia de las parafilias

En primer lugar me centraré en su definición concepto y categorización.

Nombradas comúnmente como desviaciones sexuales o trastornos de la inclinación sexual, las parafilias hacen referencia a una serie de comportamientos sexuales caracterizados por la excitación del sujeto ante objetos y situaciones que no forman parte de los patrones sexuales normativos, o porque el sujeto necesita para obtener placer la presencia de determinados estímulos que se apartan de lo que se consideran estímulos sexuales normales. (Belloch, Sandin y Ramos.1995).

La dificultad de discriminar entre conductas sexuales normales y anormales se hace aun mas evidente cuando se comprueba que muchas de las imágenes y fantasías que estimulan sexualmente a muchos sujetos con parafilias son frecuentes también en las personas sin parafilias, lo que parece indicar que los objetos y situaciones que excitan a estas personas pueden formar parte de los patrones de “excitación normal” por lo que quizás un criterio clínico a tener en cuenta a la hora de establecer la normalidad-anormalidad de estas conductas es el grado en que estas interfieren en el ajuste sexual de la persona dificultando el establecimiento de relaciones sexuales satisfactorias. Se ha de tener en cuenta también si estos constituyen una agresión o un peligro para el que lo practica. El subgrupo de estas conductas se caracteriza por ser partidario y ejecutor de comportamientos coercitivos que transgreden la libertad de otra persona, llamadas “ofensas sexuales” y que son consideradas legalmente como delitos.

Debido a la variedad del comportamiento humano en el campo sexual humano resulta difícil establecer límites claros. Si bien es cierto que la lista de variaciones sexuales en la práctica a aumentado significativamente en el siglo XX, se toleran muchos mas comportamientos diversos de índole sexual siempre que estos sean de mutuo acuerdo entre las partes que conciben el hecho sexual, siempre y cuando no constituyan una violación de los derechos y libertades del otro u otros.

Las parafilias se pueden clasificar según el DSM-IV-TR como un grupo de trastornos cuya sintomatología esencial es la presencia de necesidades y fantasías intensas y recurrentes que generalmente supone: 1. Objetos no humanos, 2. Sufrimiento o humillación propia o del compañero, 3. Niños o personas que no consienten o toleran tal comportamiento. El diagnostico solo debe hacerse si el individuo a actuado de acuerdo a estas necesidades o si le causan marcadas.

No se ha podido demostrar la existencia de ninguna alteración orgánica o psicológica que las explique. Se han formulado diversas hipótesis pero ninguna de ellas cuenta con pruebas científicas que las corroboren. Se ha sugerido que estas personas podrían tener unos niveles excesivamente altos de andrógenos y también se ha especulado sobre una posible relación entre conducta parafílica y lesión del lóbulo temporal. Desde el punto de vista psicológico, la teoría del aprendizaje supone que estas conductas se insaturan por haber sido reforzadas en una época determinada, generalmente durante la pubertad. Las escuelas psicoanalíticas, por su parte defienden que algunas de las parafilias serían una consecuencia del complejo de castración en la fase edípica.

Según el DSM IV, son desórdenes sexuales caracterizados por fantasías sexuales-especializadas, así como necesidades y prácticas sexuales intensas, que suelen ser repetitivas y generan molestias o ansiedad en el individuo.

Se refieren a comportamientos sexuales caracterizados por la excitación del sujeto ante objetos y situaciones que no son patrones normativos o se alejan de estímulos sexuales normales; la anormalidad, en este caso, está determinada por cada cultura.

Esta clasificación supone un importante paso en cuanto a la evaluación y su comprensión ya que permite con esta liberalización del anterior criterio del DSM-III, que las personas normales tengan fantasías y necesidades supuestamente desviadas sin ser diagnosticadas parafílicas.

Un fallo es que no se distingue entre parafilias y ofensas sexuales situando a ambas bajo el mismo epígrafe. Además algunas ofensas sexuales como las agresiones sexuales o las violaciones no son clasificadas como parafilias, lo que pone más de relieve su carácter agresivo y violento que su carácter sexual.

Los criterios diagnósticos son:
a. Durante un periodo de por lo menos 6 meses, intensas necesidades recurrentes y fantasías sexualmente excitantes ligadas a parafilia.
b. El individuo ha actuado de acuerdo con estas necesidades o se encuentra marcadamente perturbado por ellas.
Además del DSM-IV he encontrado otras referencias sobre normalidad anormalidad en las conductas sexuales parafílicas. A saber:
Marcel Eck, al comienzo de la década del setenta consideraba que había cinco factores que hacen que la balanza se incline del lado de lo anormal en las conductas sexuales y no de una simple desviación normal. Serían:
1. La trasgresión voluntaria, consciente y erotizada. Bataille fue quien codificó esta noción de trasgresión: el erotismo no puede culminar más que en la superación de la prohibición. El compañero erótico no es más que el instrumento de la posibilidad de transgredir una prohibición que radica sobre la elección del objeto o en la forma de servirse de él. Llegó a afirmar que no hay erotismo sin trasgresión. El sistema metafísico de Bataille estaba coronado por un Jano que a un tiempo era Eros y Angustia. ¿Representa la trasgresión el símbolo del rechazo a la ley del padre, la violación del tabú del incesto? Se ha pretendido ver en ella –dice Eck- una autoafirmación revolucionaria y contestataria. Pero la trasgresión voluntaria vendría a ser un equivalente del concepto psicoanalítico de perversión: está mal, pero lo hago.
2. La absolutización del mal. El desviado normal no valora su trasgresión porque esta es el mal. El anormal pierde interés en su desviación si ésta no fuera la encarnación del mal, acompañada con la necesidad maniquea de un reconocimiento del bien, aunque no sea más que para negarlo, o aún más, para escarnecerlo.
3. La justificación. El anormal encierra la contradicción de que mientras busca el placer mediante la trasgresión y el mal, se pretende justo. Como no puede desear otra cosa, es justo que desee lo desviado. “En casi todos los parafílicos” –dice Eck- “existe un fondo paranoico reivindicativo y un fondo mitómano justificativo”.
4. La destrucción. Hay en la conciencia parafílica una voluntad de aniquilación, una especie de ruptura con el principio de realidad y un rechazo de la autenticidad. La mascarada se convierte en una forma de destrucción. El erotismo parafílico es más cerebral que pragmático. Lo imaginario y el juego prevalecen a veces sobre lo vivido, y el escándalo es rehuido por el desviado normal, no así por el parafílico.
5. El proselitismo. Los parafílicos se agrupan, se reclutan y se entrenan. No hay parafílicos que no conozcan a otros. A veces es dual, otras social, en orgías. Los parafílicos saben localizar perfectamente a sus homólogos en el medio en que actúan habitualmente. Naturalmente, los hay solitarios, aislados.
Existen cinco criterios principales para definir la conducta sexual como normal o anormal:
1. Estadístico: Si la mitad o más de la población la practica, la conducta sexual es normal. Depende del lugar, la época, la cultura y la clase social.
2. Filogenético: Si corresponde con el comportamiento sexual de los mamíferos o de los primates superiores, es normal.
3. Moral: Los preceptos de una comunidad son muy variables en cada cultura en diferentes épocas, pero suele haber un consenso temporal, registrados en usos, costumbres, creencias. Preserva los valores individuales y colectivos.
4. Legal: El registro de normas escritas y sanciones para defender a las personas y sus propiedades o derechos también abarca lo sexual. Las leyes se cambian y son diferentes en un lugar y otro, pero marcan el consenso.
5. Social: Las conductas socialmente dominantes que no dañan a la sociedad o a sus miembros, son normales, correctas, adecuadas.

Características semiológicas
Interesa fundamentalmente la forma predilecta o dependiente, que se caracteriza por la excitación sexual como respuesta a objetos o situaciones sexuales que no forman parte de los estímulos convencionales y que en diversos grados interfieren con la reciprocidad afectiva, fijando un patrón de conducta regular, sistemático, preferencial y a veces único.
Las características semiológicas son:
Carácter opresor: pérdida de libertad para tener una opción libre entre alternativas. No puede dejar de actuar así.
Carácter rígido: la excitación sexual es tributaria sólo de determinadas situaciones y circunstancias, estableciéndose un patrón de conducta.
Carácter impulsivo: necesidad de repetir la experiencia, ya que lo único que "calma" la excitación sexual es la ejecución de ese tipo de opción.
En nuestra experiencia sólo tienen relativa posibilidad de modificar su conducta los egodistónicos, que son muy pocos y en la inmensa mayoría son sintomáticos de una alteración psiquiátrica de base.


ETIOLOGÍA DE LAS PERVERSIONES

Psicodinámica

En relación a la etiología, es importante considerar que las perversiones manifiestan una fijación a tempranas formas pregenitales de gratificación. La regresión a puntos de fijación es por lo general evidente y suele demostrarse desde la infancia como una inclinación hacia la gratificación que implica su etapa de fijación.

Pueden existir desde entonces exacerbaciones, remisiones y ocasionalmente puede darse un largo intervalo entre las experiencias infantiles de fijación y las manifestaciones de la perversión en la posterior vida adulta.

No solamente las pulsiones sexuales infantiles no se han modificado, sino que los mecanismos de defensa que podrían haberlas transformado en síntomas neuróticos tampoco han funcionado como tales; por lo tanto, lo más importante en las perversiones es el proceso de fijación más que el de regresión, es decir, son un trastorno en la maduración de los impulsos.
En las perversiones se consideran anormales las cualidades de los impulsos sexuales y el objeto de éstos.

También se piensa que las perversiones podrían ser formaciones defensivas, donde los elementos sexuales infantiles pasarían por el complejo de Edipo, que los desviaría.

Este fragmento infantil, sobre el cual es desplazado el placer primitivo, debe tener una relación especial con el yo para poder escapar a la represión; de esta manera, el yo toma como propia una porción del instinto y autoriza su expresión conciente, mientras que el resto sufre la represión. La perversión no sólo representa una defensa contra la ansiedad de castración, sino contra los sentimientos de culpa: el miedo a la castración proviene del impulso de penetrar en la vagina de la madre que está ocupada por el pene paterno, donde los deseos pasivo-femeninos en relación a este pene implican el peligro de castración, que depende de los impulsos oral-sádicos.
Los tipos de parafilias según el DSM-IV-TR son:

Exhibicionismo
Fetichismo
Frotteurismo
Pedofilia
Masoquismo sexual
Sadismo sexual
Fetichismo transversista
Voyeurismo
Parafilia no especificada



EXHIBICIONISMO

Descripción

Desviación sexual donde el alardear de sí mismo se convierte en el fin en sí y en la fuente de gratificación sensual. La característica típica de los exhibicionistas es que muestran sus genitales para que, en reciprocidad, les sean enseñados los de la persona atacada. Se distingue porque, en vez de preparar al fin sexual normal, lo reprime.

Se obtiene excitación al mostrar los genitales en lugares públicos a personas que, por lo general son desconocidas. Es importante para el exhibicionista conservar la sorpresa y la forzosidad de la observación de sus genitales. La excitación ocurre al anticiparse mentalmente la situación, y el orgasmo es producido por la masturbación.


Características personales y sociales del sujeto

Generalmente esta conducta comienza en la adolescencia, con prevalencia entre los 20 y 30 años de edad; en la mayoría de los casos, esta conducta es de carácter compulsivo. La personalidad del exhibicionista es de ser un sujeto tímido, retraído y dependiente, con dificultad en habilidades sociales y heterosexuales. Esta conducta puede darse en hombres mayores, solitarios, sin pareja o abandonados por éstas, generalmente debido a problemas de impotencia.
Se da casi exclusivamente en hombres. El exhibicionista masculino es tímido, taciturno, sumiso, carece de agresividad normal y posee sentimientos de incapacidad o inseguridad.
Por lo general son inmaduros, y probablemente criados en familias con actitudes puritanas y reglas rígidas sobre el sexo, con madre poderosa y absorbente.

En su mayoría el exhibicionista está casado, pero sus relaciones sexuales son defectuosas, creando dudas y temores de su masculinidad, juzgándose débil sexual.

Es común que un exhibicionista, aunque sea sorprendido por la justicia, reincida una y otra vez en su conducta.


Etiología Psicodinámica

El exhibicionismo es de los tipos de perversiones, en los que la cualidad de los impulsos instintivos conserva su forma pregenital.

Es perversión cuando el poder que se opone al deseo de contemplar y ser contemplado, en este caso el pudor, ha sido derrotado.

En el exhibicionismo, el sujeto busca lograr tres pruebas: la reacción de los demás como prueba oral de la existencia de su pene, la liberación de su ansiedad por medio del desplazamiento y una reacción en espejo por la cual espera ver mujeres con pene, para eliminar la ansiedad de castración.

Generalmente, se produce por el conjunto de cinco factores:
1. Predominio de las pulsiones infantiles en la forma de seducción.
2. Lucha contra la castración por la evitación del coito y la imposición de los genitales.
3. Intención de combatir la castración en el momento que la mujer muestre su pene.
4. Defensa contra los impulsos homosexuales.
5. Autocontemplación narcisista en la identificación con el observador.


Etiología Conductual

El inicio puede asociarse a una experiencia de excitación sexual posterior a una exposición casual, posiblemente en juegos infantiles o ante médicos o enfermeras. La adquisición de la conducta es por influencia del impulso sexual que al mantenerse en el tiempo, pierde el carácter sexual y toma matiz compulsivo.
La conducta exhibicionista comienza con sentimientos de insignificancia, sin embargo, cuando empieza tardíamente refleja trastornos emocionales.



FETICHISMO

Descripción

Por fetichismo se entiende la perversión sexual, dentro de la cual el impulso sexual se dirige hacia un objeto inanimado tangible y manejable. Algunas veces el objeto es una prenda íntimamente en contacto con la piel y en otras ocasiones, son partes inanimadas del cuerpo femenino.

Esta sustitución se hace en base a otro objeto relacionado con el objeto normal, pero que es totalmente inapropiado para el fin sexual. La excitación sexual al observar o manipular objetos inanimados, por lo general va acompañada de la masturbación. El acto sexual se transfiere al objeto, íntimamente ligado al cuerpo.

Se distinguen varias graduaciones para el fetichismo, que van desde la simple preferencia por el objeto fetiche dentro del acto sexual, hasta la completa sustitución del compañero por el fetiche.

El fetichismo posiblemente se asociaría a dos patrones: la cleptomanía, o robo compulsivo de objetos con valor simbólico y gratificación sexual consecuente; y la piromanía o deseo compulsivo de prender fuego con implicaciones sexuales, donde la excitación gratificación se obtiene al observar las primeras etapas de compulsión, que derivan en un sentimiento de culpa después del orgasmo.

En el fetichismo atenuado se produce la sobrevaloración de ciertos atributos físicos que son especialmente deseados, o que son condición indispensable para el acto. En el fetichismo se produce una pérdida del interés por los genitales hasta llegar, en los casos más graves, al desinterés por la persona que se convierte sólo en el vehículo del fetiche. En el fetichismo profundo ya sólo interesa el objeto, obteniendo el orgasmo por la manipulación de éste, sin la necesidad de portadora.




Características personales y sociales del sujeto

Parece constituir una condición previa, la disminución del impulso hacia el fin sexual normal, por ejemplo, la debilidad funcional del aparato sexual.

En su mayoría el fetichista es hombre y heterosexual, y muchas de sus fantasías son sado-masoquistas. Un gran número de fetichistas son débiles mentales, de inteligencia subnormal o psicóticos, que en este caso, actúan en torno a la frustración, la ira, la soledad y la desesperanza.

Los fetichistas desarrollan sus actividades en forma solitaria, siendo la expresión más socialmente inadaptada, la instancia en que roban sus fetiches.


Etiología Psicodinámica

La elección del fetiche se demuestra por dos causas. Por una parte se trata de la influencia continuada de una intimidación sexual experimentada desde la infancia, por otro lado, de una asociación de ideas simbólicas e inconcientes por parte del sujeto.

Se trata de una elección cuya función es la de impedir el intenso temor a la castración ya que el fetiche representa el órgano sexual, negando con ello la existencia del ser castrado.

Por la intolerancia a estos seres, tampoco puede sentir atracción o deseos eróticos hacia ellos. La función del fetiche es la protección de la madre contra los ataques sádicos, el alivio de la ansiedad de castración y la satisfacción de los deseos orales hacia el pene del padre.

En la mente del fetichista existen dos ideas, el conocimiento de la falta de pene de las mujeres y la negación de esta idea, las que el yo concilia con el fetiche: algo que realmente existe, a diferencia del pene simbólico femenino.

El mecanismo defensivo subyacente es la disociación del self y la realidad, fantaseando con la existencia de un pene en la mujer y la identificación con ésta.




Etiología Conductual

La causa estaría dada por condicionamiento del aprendizaje, uno de los procedimientos sería la incorporación del fetiche a través de la imaginación y por masturbación, apareciendo posteriormente el orgasmo que fortalece la unión objeto-placer. Otra hipótesis etiológica controversial es la asociación entre fetichismo y epilepsia temporal.

El fetiche se asocia, durante la infancia, con la excitación sexual o amor y aceptación que alguna vez recibió de la madre. Al reforzar las experiencias infantiles y hábitos de la niñez, se constituyen las causas del fetichista de buscar bienestar y placer sexual mediante los objetos.

De hecho, existen diversas teorías, sin embargo, ninguno de los postulados ha sido lo suficientemente consistente con la conducta sexual.


Tratamiento Conductual

La mayoría de los tratamientos que ha tenido éxito en la extinción de la conducta fetichista han estado basados en los principios del aprendizaje. Una de estas terapias es la aversiva, en la que se relaciona la imagen del fetiche con estímulos desagradables físicos, como el shock eléctrico, o internos, como la sensación de vergüenza.



PEDOFILIA

Descripción

Se trata de un tipo de perversión donde sólo se encuentra perturbado el objeto de la tendencia sexual, donde es reemplazado por otro antinatural.

Es la presencia de fantasías o conductas que implican actividad sexual entre un adulto y un niño. El sujeto debe presentar por al menos seis meses, deseos sexuales intenso y recurrentes hacia menores de trece años. Puede darse de diferentes formas: en relación a la orientación, pueden ser de tipos heterosexual, homosexual o ambas; en relación a objeto, éste puede ser exclusivamente pedofílico o no.
Las conductas de la pedofilia van del simple exhibicionismo hasta la penetración. El adulto suele ganarse la confianza y el cariño del niño y, por lo general, es alguien conocido o familiar.
Se distinguen dos variantes en la pedofilia: la sentimental homoerótica y la agresiva heterosexual.

Los sentimentales homoeróticos tienen poco o ningún interés por las mujeres, toda su capacidad sexual se concentra en los niños, concretándose bajo la forma de caricias que le provocan el orgasmo. Los agresivos heterosexuales intentan satisfacer sus impulsos con niñas, con métodos que van desde la seducción a la violencia, terminando (muy pocas veces) en homicidio sádico-criminal.


Características personales y sociales del sujeto

En su mayoría los pedofílicos son hombres, menos agresivos que los violadores; muchos de ellos son alcohólicos o psicóticos de mente torpe o asociales, y su edad fluctúa entre los 30 y 40 años; generalmente, de fuertes convicciones religiosas. En general, son hombres débiles, inmaduros, solitarios y llenos de culpa.

La personalidad del agresor de mediana o mayor edad es de un individuo solitario y con dificultad para establecer relaciones heterosexuales normales, suele tener baja autoestima, con pocos recursos para enfrentar situaciones de stress y frecuentemente abusa del alcohol y/o sustancias. Por lo general, no presenta trastorno psicopatológico. Sin embargo, se ha visto que dos tercios de los reclusos pedofílicos maduros llevaron a cabo esta conducta en momentos que sufrían de situaciones estresantes.


Etiología Psicodinámica

El pedofílico no se acerca a los adultos debido a que teme ser castrado por ellos, que son representantes de sus padres, hacia los que dirige sus impulsos incestuosos.

El pedófilo se identifica con su madre y se relaciona con los niños de la misma manera como fantasea que debiera ser su relación con ella, por ese motivo es que elige a niños que puedan representarlo a él mismo. El temor a la castración intensifica su narcisismo, por la necesidad de protegerse a sí mismo.



Etiología Conductual

Poco se sabe de las causas, pero se dice que una de ellas es el aprendizaje de actitudes negativas hacia el sexo, como experiencias de abuso sexual durante la niñez, sentimientos de inseguridad y autoestima baja, con dificultad en relaciones personales, etc.; lo que facilita la relación adulto-niño. En cuanto al condicionamiento, éste no se extingue por condiciones gratificantes.


Tratamiento Conductual

En algunos casos de pedofilia resulta beneficiosa la técnica de la desensibilización encubierta, en la que se asocian los factores estimulantes para el sujeto con situaciones aversivas que resultarían de la expresión de sus impulsos; al avanzar el tratamiento se entrena a los pacientes para que imaginen la atracción por mujeres adultas. Frecuentemente se observa una disminución de la atracción hacia las niñas y una disminución aún mayor en la ansiedad producida por las mujeres.



MASOQUISMO SEXUAL

Descripción

Se analiza en conjunto con el sadismo, como una tendencia a causar dolor al objeto sexual o a ser maltratado por él. Su nombre deriva del novelista austriaco Leopold von Sacher- Masoch (1836-1895), quien narra sus experiencias sexuales. El sadismo, por su parte, deriva del francés Marques de Sade, quien también cuenta sus historias sexuales.

Algunos autores las describen como dos formas expresivas del mismo fin, placer por el dolor, en forma activa (sadismo) o en forma pasiva (masoquismo). Por lo tanto aquí el dolor es el fin en sí mismo, tanto el emitirlo como el recibirlo. Tal conducta implica alivio de la culpa generada por el sexo, donde es un requisito que el dolor recibido sea planeado, para la obtención de placer.
Generalmente estas conductas comienzan en la adolescencia y tienen curso crónico. Para muchos sexólogos, los masoquistas no es que deseen sufrir, sino que desean hacer significativa su resignación hacia su compañero y su sumisión hacia el maltrato físico y mental.

Características personales y sociales del sujeto

La algolagnia activa o pasiva (nombre que denota el placer del dolor), puede hallarse fácilmente en el sujeto normal. Por ejemplo, la sexualidad de la mayor parte de los hombres muestran una mezcla de agresión y de tendencia a dominar y, a veces, está asociado a una personalidad antisocial.

Según algunos estudios, el masoquismo se da con mayor frecuencia en mujeres que en hombres, y el conjunto de estas dos conductas se puede asociar a fetichismo y fetichismo transvestista. El sadismo, por el contrario se da mayormente en los hombres.


Etiología Psicodinámica

Esta tendencia a dominar puede tener una significación biológica, cuya necesidad es la de vencer la resistencia del objeto sexual. El sadismo, entonces, es un componente agresivo del instinto sexual exagerado, independiente y puesto en primer término y en medio de un desplazamiento. Corresponde a la exclusiva conexión de la satisfacción con el sometimiento y maltrato del mismo.

"El masoquismo parece alejarse más del fin sexual convencional que el sadismo. Existen dudas si aparece originariamente o si más bien se desarrolla partiendo del sadismo y por una transformación de ésta. Se trata de una continuación del sadismo dirigida hacia el yo, que se coloca ahora en el puesto del anterior objeto sexual".

La perversión resulta del vencimiento a la restricción que es el dolor, como antes era el pudor en el exhibicionismo.

Cuando somos pequeños, el instinto de vida deriva al instinto de muerte hacia el exterior: la parte proyectada al servicio de la satisfacción sexual se constituye en el sadismo y la otra parte que queda fijada constituye el masoquismo erógeno. Aun así, el instinto de muerte proyectado hacia el exterior puede ser introyectado de nuevo para producir el masoquismo secundario.
Tipos de sadismo comúnmente aceptados:

1. Sadismo erótico: sólo consigue excitación cuando puede hacer a los demás lo que teme que le hagan a él. Se enfrenta a la ansiedad de castración y a los impulsos fanáticos que dirige hacia los otros. La finalidad de este acto es que la víctima ame al agresor y lo perdone, para liberarse de la culpa; por lo tanto, este amor es primitivo y narcisista.
2. Sadismo criminal: surge como consecuencia de la fusión del Eros y el Thanatos, con la desviación del último, que se expresa sin la modificación de la líbido.
3. Masoquismo: evitación del dolor temido a la castración gracias al sufrimiento real, debido a experiencias que hayan unido el placer al dolor, creencia que la autocastración sustituye la castración verdadera, anticipación del daño esperado para poder controlarlo y la sumisión como medio inconciente para obtener la protección del padre.
4. Masoquismo femenino: el deseo de ser amada por el padre se expresa en la fantasía de ser castigada por él, originada en los estados precoces del Edipo. Tiene dos finalidades, la de desplazar al exterior el daño que teme del pene "malo" que ha introyectado y la de que éste destruya lo malo que hay en su interior, contrarrestando la acción de los objetos peligrosos que han sido incorporados.
5. Masoquismo moral: existe un sentimiento inconciente de culpa, que motiva la búsqueda de sufrimiento y el efecto llamado "reacción terapéutica negativa" (oposición al cambio). El masoquismo procede del yo, que pide ser castigado por el superyo, el padre, o por elementos externos.


Etiología conductual

La conducta masoquista se desarrollaría por actitud de vergüenza y disgusto hacia las relaciones heterosexuales normales, empleando dolor y autocastigo para lavar su culpa por deseos sexuales; una causa del sadismo o crueldad sexual puede ser enseñada conciente o inconcientemente.



FETICHISMO TRANSVESTISTA

Descripción

Se limita al uso de ropas del sexo opuesto. Se refiere a hombres heterosexuales con fuertes impulsos y fantasías de vestirse con ropas femeninas para excitarse, agregado al coito o masturbación. Es una condición que puede iniciarse en la niñez adolescencia y también con el paso del tiempo. A veces, el uso de las ropas es constante y puede existir una prenda predilecta.

Los transvestistas experimentan placer y relajamiento al portar ropas del sexo opuesto y manifiestan fruición por la sensación física de la ropa y por mirarse al espejo. Le permite al hombre expresar su lado sensual, delicado, gracioso, fino, suave y tierno.


Etiología Conductual

Al comenzar la niñez, esta conducta puede ser causada por el rechazo manifestado por lo progenitores por el sexo del hijo. En ocasiones se inicia durante la adolescencia, época en la que no se desarrolla por el rechazo de los padres y se efectúa lejos de la vista de los demás.



VOYEURISMO

Descripción

"Puede considerarse como la forma sexualizada de la curiosidad, convirtiéndose esta curiosidad como fin en sí". La contemplación constituye una perversión cuando se limita exclusivamente a los genitales, cuando aparece ligada al vencimiento de la repugnancia, o cuando en vez de preparar el fin sexual lo reprime.

Es la obtención de excitación sexual al observar en forma oculta y sin el consentimiento de las victimas, quienes están desnudas o realizando alguna actividad sexual. Tal acto frecuentemente va asociado a la masturbación, pero no hay realización de acto sexual posterior a dicha conducta. El voyeurismo adquiere carácter compulsivo, puede ser pasajero pero frecuentemente es de curso crónico.


Características personales y sociales del sujeto

Esta conducta es predominante en hombres generalmente heterosexuales. La personalidad de los voyeuristas parece no mostrar rasgos patológicos, pero coinciden con hombres tímidos durante la adolescencia y tienen dificultad en establecer relaciones heterosexuales.

El voyeurismo grave es sólo practicado por hombres y el voyeurismo encubierto es más practicado por las mujeres.

Etiología conductual

Esta desviación sexual por lo general comienza en la adolescencia y su inicio va asociado a la excitación sexual después de la observación, tal vez, casual de una mujer desnuda, una pareja durante el acto sexual, etc... Posteriormente el sujeto asocia las fantasías con la masturbación, condicionando la excitación sexual.


Etiología Psicodinámica

Se origina en la necesidad del sujeto de revivir la observación de los genitales o el coito paterno para lograr un control sobre éstos; además, consigue la evidencia de que no es castigado con la castración debido a la contemplación. Representa un desafío para el superyo, porque intenta evitar el sentimiento de culpa.

Evita la dependencia frente al objeto sexual y las implicaciones de esta, además de expresar el odio hacia el objeto.



OTRAS PARAFILIAS:


ZOOFILIA

Descripción

Se considera zoofilia cuando se encuentra perturbado el objeto sexual de la tendencia sexual hacia los animales, siendo éstos el fin específico de su motivación sexual.




Características personales y sociales del sujeto

Pese a ser asociada generalmente a los enfermos mentales, la experiencia aporta la evidencia de que en tales enfermos no se observan aberraciones sexuales distintas que las que se observan en la población general. Esta parafilia se puede presentar en cualquier individuo, ya sea que desarrolle todas sus áreas en forma normal o que presente una total anormalidad.



FROTTEURISMO

Descripción

Es la obtención de placer exclusivo a través del frotamiento de los órganos genitales contra el cuerpo de una persona desconocida y sin su consentimiento, a veces utiliza las manos y acaricia a su víctima, se realiza en lugares públicos y concurridos. Esta conducta no es preludio de actividad sexual; en su mayoría, la masturbación acompaña al recuerdo de tal situación.

El frotteurismo suele ser pasajero con prevalencia entre los 15 y 20 años de edad.


Características personales y sociales del sujeto

El frotteurista generalmente es una persona pasiva y aislada.


Etiología Conductual

La aparición de esta conducta se asocia a la observación de la misma conducta en otras personas y la posterior imitación.













Según Caponni existirían otros tipos de parafilia mucho menos frecuentes como:
ü GERONTOFILIA
ü Obtención de placer erótico con personas seniles.
ü NECROFILIA
ü Obtención de placer erótico con cadáveres.
ü KLISMAFILIA
ü Erotismo con el uso de enemas.
ü UROLAGNIA
ü Erotismo con la manipulación de orina.
ü COPROFILIA O COPROLAGNIA
ü Erotismo con la manipulación de las heces
ü OSMALAGNIA
ü Erotismo asociado a los olores nauseabundos.
ü OFOLAGNIA
ü Erotismo provocado por canciones o ruidos eróticos.
ü VAMPIRISMO
ü Erotismo provocado por la sangre de las heridas.
ü CLEPTOLAGNIA
ü Placer erótico que se despierta con el hecho de robar
ü PIROLAGNIA
ü Placer erótico asociado a los incendios.
ü DENTROFILIA
ü Erotismo con plantas, árboles y vegetales.
ü PIGMALIONISMO
ü Búsqueda de situación sexual con las estatuas.


Repercusión social

La repercusión social del trastorno parafílico es variable, pues hay casos en que el portador lleva una vida social activa que no permite sospechar trastornos íntimos, como en otras patologías del carácter. Pero otros se aíslan en sus fantasías y comportamientos, con graves repercusiones sobre su rendimiento laboral, estudiantil o su vida conyugal o social. Compran o roban y coleccionan material fotográfico, películas o prendas referidas a su trastorno exclusivo y eso les basta como toda vida sexual. El exhibicionismo y el voyeurismo así como el sadomasoquismo, pueden llevar a situaciones que violan la Ley y sus portadores terminan encarcelados o procesados. Otros, sufren un deterioro social progresivo o temporario. O llevan una doble vida: privada y pública. La mitad de los parafílicos están casados. Muchos tratan de imponer a sus mujeres sus fantasías o conductas, lo cual conlleva peligro de vida o lesiones en caso de sadomasoquismo, o delitos en caso de pedofilia. Hay parejas de parafílicos que llegan a una transacción de vida muy pintoresca y peculiar. Otras, se divorcian con frecuencia y se vuelven a casar, buscando comprensión.

Predominio por sexo

La distribución por sexo de las parafilias nos muestra que se tratan de trastornos exclusivamente masculinos, excepto en el masoquismo sexual en que hay mujeres, pero en una relación de una cada 20 varones. Money y Ehrhardt señalan que “las muchachas no tienen sueños orgásmicos en la adolescencia -sí de los 20 a los 40 años- se masturban menos que los muchachos, y tienen fantasías romántico-sentimentales en relación con experiencias reales, una narración de amor o una película romántica. En cambio los muchachos pueden horrorizarse al enfrentarse en sus sueños con imágenes de tipo homosexual, sádico, voyeurista y otras parafilias. No se animan a revelarlas a sus padres ni a nadie, las soportan y algún día las pondrán probablemente en práctica”. Estos autores hablan de una “fragilidad psicosexual del varón”, porque así como “le resulta más fácil a la naturaleza producir una hembra que un macho” y a este último hay que añadirle algo -el llamado “factor aditivo” de Money-, “la naturaleza incurre en más errores en el varón”. Este es más agresivo por su tenor de testosterona, la hormona masculina que incrementa el deseo sexual. June Reinisch estableció esta relación de manera fehaciente, sobre todo por la impregnación hormonal prenatal, lo cual fue confirmado por Maccoby y Jacklin en su estudio clásico “The Psychology of sex differences”. El factor T (testosterona) no es ajeno a este predominio masculino de las parafilias. Para el caso de la erotización de la mirada por el voyeurismo y el exhibicionismo, se ha demostrado que los varones, condicionados culturalmente para la caza y el ejercicio del poder y la propuesta, a diferencia de los animales, efectúan un aprendizaje ontogenético o experiencial de imágenes extrañas sexualmente excitantes, de claro contenido psicopatológico y parafílicas.


CONSIDERACIONES FINALES

Bajo el concepto de instinto comprendemos una representación psíquica de una fuente de excitación, continuamente corriente o intrasomática, a diferencia del estímulo producido por excitaciones aisladas procedentes del exterior. Es uno de los conceptos límites entre lo psíquico y lo físico, donde la fuente es un proceso excitante en un órgano y su fin más próximo está en hacer cesar la excitación de dicho órgano.

En las perversiones, entonces, encontramos anormalidades tanto en la cualidad de los impulsos sexuales como en el objeto. Es así como el sadismo, el masoquismo, el voyeurismo y el exhibicionismo muestran perturbada la naturaleza del impulso sexual. En cambio, en la pedofilia y la zoofilia, el objeto normal ha sido reemplazado, lo que lo convierte en anormal.

Al dársele gran importancia etiológica a los puntos de fijación en las formas pregenitales de gratificación, deberían considerarse como manifestaciones de un desarrollo sexual interrumpido, antes que como una desintegración de la sexualidad madura a sus componentes pregenitales.

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